Hace más de 40 años, desde el año 1944, se celebra el 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente. Es una iniciativa de la Asamblea de las Naciones Unidas. Además, para conseguir concentrar fuerzas, cada año se centran en un tema concreto. El del 2018 es el plástico en los océanos. Si no conoces este problema lo suficiente te recomendamos uno de los documentales que existen sobre este tema como el de Jalis de la Serna.
En Otros Caminos tenemos nuestro propio método para disfrutar de una vida respetuosa con el medio ambiente. Te la contamos.
Esperando al cambio
Todos tendemos a pensar que el cambio vendrá y en ese momento se tendrá que asumir, desde arriba. Si bien es verdad que los diferentes Estados toman medidas poco a poco para controlar el avance de la degradación planetaria, el cambio tiene que venir de uno mismo.
Es muy difícil tomar decisiones restrictivas con respecto, por ejemplo, a los vehículos que podemos conducir. Se restringe a los fabricantes los tipos de coches que pueden fabricar; a los usuarios los días que pueden circular. No obstante, esto hace que el cambio sea lento y de ninguna manera sea tajante. Es por eso que el cambio tiene que venir de abajo a arriba.
Muchas de las medidas que se pudieran tomar con respecto al cambio climático son necesarias. Sin embargo, que estas medidas nos reporten a nosotros mismos una mejora en la calidad de vida es una feliz coincidencia.
Existe otro camino
Queda claro, la culpa no es de nadie si no es de nosotros mismos y nuestro ritmo de vida. Si bien las industrias y Estados tienen mucho que decir, quien tiene el poder de cambiar la estructura social, política y económica en la que vivimos es uno/a mismo/a. Y es que nosotros creemos que existe otra forma de vivir la vida. Otra forma de alimentarse, más acorde con lo que biológicamente somos. Otra forma de vivir, dándole importancia a algunos materiales con respecto a otros. Y por supuesto otra forma de viajar y disfrutar de este planeta siendo parte del camino.
En Otros Caminos proponemos una forma de viajar que además de respetar el medio ambiente hace que te sientas parte de los lugares que visitas disfrutando del camino. Viajar en bicicleta en grandes rutas hace que disfrutemos de los paisajes que visitamos, los lugares a los que llegamos, la gente a la que conocemos, a la vez que supone una actividad que hace más capaz a nuestro cuerpo.